Cuando comence mi ministerio como pastor hace veinte y cinco años comence a hacerme toda una serie de preguntas que se redujeron en su generalidad a estas, que creo, son las que se deben si no todos los pastores, muchos de ellos:
¿Cuál es el rumbo de la Iglesia, o de mi familia?
¿Cuál es mi papel en el esfuerzo por extender el
reino de Dios?
¿De que manera evaluará la Iglesia mi trabajo?
¿Cómo estoy desempeñando mi trabajo?
¿Qué tan satisfecho estoy de mi trabajo?
Cuando me hice estas preguntas, las escribí, las medité y me sentí inquietado por las mismas, tuve que buscarles respuesta, y de esta respuesta obtuve una nueva visión de lo que es trabajar para Dios con todo el corazón, con toda honestidad; pero con toda la preparación posible. Una de las cosas que aprendí, la cual ha definido mi actuar; es que a Dios no le podemos servir efectivamente si no tenemos una estrecha relación con El. Antes de cualquier cosa, es menester tener una estrecha relación con Dios y abundar en ella. Y ser decididos a vivir de lo que El sabe pagar; porque como dijo Jesús: “nadie puede servir a dos señores”
Lo que en este libro le comparto son algunas actividades que usted como un líder de Dios debe observar para su mejor desempeño en pro de ese gran empresario que nos remunera mucho mejor que cualquier buen empresario humano; pero, que también exige que los que trabajamos para Él lo hagamos con excelencia.
En mi vida de cincuenta y seis he conocido muchos consiervos que me han enseñado con sus actividades lo que es ser un buen líder de Dios, como también algunos me han enseñado que han usurpado ese liderazgo y que han hecho del ministerio de Dios un “mercado negro de personas”, que abusan de las almas que Dios atrae a su iglesia, las maltratan y las explotan sin la mínima conmiseración.
Abraham, Moisés y Nehemías, por mencionarle algunos de los grandes líderes humanos, fueron hombres que simplemente se dejaron moldear por Dios desde su posición social e hicieron una gran obra por todo su pueblo, y sus vidas son todo un manual de capacitación y enseñanza acerca del liderazgo.
A través de mi libro que le estoy presentando, estaremos trayendo a la memoria algunas de las acciones decisivas de Nehemías, de Moisés, Josué y sobre todo, de JESÚS quién es la palabra y la meta en este asunto del liderazgo y en quien debemos centrar con excelencia todo nuestro trabajo como líderes de esa iglesia que El ha comprado y regenerado con su sangre preciosa.
Hoy día la iglesia esta necesitando líderes fuertes, inteligentes, libres, audaces, creativos, preparados, con ideas de conquista, y sobre todo, santos, con un amor incuestionable a Dios por sobre todas las cosas; que sientan carga por la extensión del reino de Dios en esta tierra y en este tiempo. Que levanten en todo lo alto el nombre más sublime, santo y maravilloso como lo es el nombre de JESUS. Líderes capacitados en la dirección de la empresa más grande establecida en este mundo desde hace dos mil años como es la Iglesia, y también la familia que es la célula de la sociedad.
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