lunes, 22 de octubre de 2012

LIBERTAD COMPRADA





   Tristemente existen personas que se creen libres pero aún siguen siendo presa de ataduras como: 

LA VANIDAD



                   No confíe el iluso en la vanidad,
                   porque ella será su recompensa

                                                     Job 15:31


   En cierta ocasión un joven se acerco a Jesús para preguntarle: “Maestro bueno, ¿que bien haré para tener la vida eterna? Y de allí se desprende una interesante conversación que puedes leer en tu Biblia (Mateo 19: 16-23). Si te fijas bien en sus palabras vino con la vanidad de su vida por delante, diciendo a Jesús: ¿Que bien haré (que limosna tengo que dar), a quien y de que cantidad? No le dijo que necesito hacer, que me hace falta, no, nada de esto, simplemente le dijo que bien haré, considerando que él lo merecía todo de parte de todos, y hasta de Dios mismo, ¿no se te hace una actitud familiar? Cuando Jesús le dijo lo que tenía que hacer, esto es; no dar limosna, ni una parte de su dinero, tenía que despojarse de su amor, en primer lugar a su persona que era lo que nos deja ver amaba mas que a otra cosa, y en seguida al dinero, por esa razón le dijo: “ve, vende todo lo que tienes repárteselo a los pobres después toma tu cruz y sígueme”; este joven vano se dio la vuelta y así como se llegó a Jesús, de la misma manera se fue, no permitiendo al autor de la libertad que obrara en él.
 La vida si no le das el verdadero sentido, esta llena de vanidad, el predicador comienza su libro del Eclesiastés diciendo: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” esa es la voz de un hombre que se alejo de Dios, un hombre al cual había sido dada la sabiduría mas grande, el reino mas grande y estable de Israel, privilegios que echo a la basura por su cabeza dura.
   En cierta ocasión una actriz muy famosa por su hermosura y la vanidad de su vivir, además por la cantidad de películas que había protagonizado; en una entrega del premio Nóbel se acerco a uno de los científicos ganador para decirle: Doctor, se imagina si usted y yo nos casáramos ¿Que hijos tendríamos? Con mi belleza y su inteligencia, serían una maravilla, hermosos, e inteligentes, a lo que el científico le respondió yo creo que sería un gran error señorita; porque ¿se puede imaginar a esos hijos con mi belleza y su inteligencia? Que desastre de hijos. Mucha gente confía en su belleza. Cuando ves los certámenes de belleza, se queda uno admirado de todo el despliegue de suntuosidad, cuando miras los grandes eventos de entrega de premios a artistas de la farándula puedes percibir cuanta vanidad se manifiesta en esos lugares; vestidos muy costosos, mascaras de maquillaje, costosas operaciones estéticas para poner y quitar a los cuerpos lo que les sobra o les hace falta, cuantas revistas esparciendo chismes de lo que hizo tal o cual artista, los programas de televisión ensalzando a tal o cual personaje, unas televisoras acusándolos mientras otras les defienden a pesar de cometer delitos.
 La vanidad de la vida ata a las personas, eliminando de ellas la libertad, pues en la vanidad no hay nada, todo lo que esta vida ofrece es vano, no tiene nada de bueno para ti, lo único que de verdad vale es que tú tengas a Jesús en tu vida, esa es la única decisión que validará tu vida. Mira lo que Dios le dice a su pueblo y con ello también te lo dice a ti:
          Serán vueltos atrás, y en extremo confundidos, los que   
          confían en los ídolos, y dicen a las imágenes de fundición:  
         Vosotros sois nuestros dioses.
                                                                         Isaías 42:17          

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