Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, lo segundo profetas, lo tercero maestros; luego milagros; después dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, diversidad de lenguas.
1a. Cor. 12:28
El don de enseñanza es una habilidad otorgada por el Espíritu Santo a ciertos miembros de la iglesia para comunicar importante información que tiene que ver con la salud y ministerio del cuerpo y sus miembros en una forma que otros aprendan el maestro debe ser irreprensible, santo, no un neofito para que al recibir este don no caiga en el lazo del diablo para torcer la sana doctrina, mas en este tiempo en que los hombres han tornado el Evangelio en un evangelio relativo, esto es que cada persona interpreta las cosas de Dios a su manera, y como las entienden a su manera se lanzan a enseñar su herejia a los hombres y mujeres famelicos de algo nuevo, actitud que demuestra su falta de renovación espiritual. Si Dios te otorga este importantisimo don, recuerda lo que Jesús les dijo a sus discípulos: "Mas vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos." Mat. 23:8, el maestro lo debe hacer con humildad para que su don cumpla con la meta: Para la edificación del cuerpo de Cristo. Ef. 4:11-14; ROM. 12:7; Hech. 18:24-28
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