viernes, 14 de mayo de 2010


























Preparar un mensaje requiere exigentemente una buena preparación que comienza con la lucha con el pasaje Bíblico para obtener el tema, y después, la recopilación de información proveniete de diversas fuentes. Una vez que este proceso se da por terminado, es el momento de redactar nuestro mensaje. Nunca olvides que tu mensaje no debe abarcar (si apenas comienzas), no menos de quince minutos ni mas de cuarenta; pues si no observas esta regla tus oyentes se aburriran. entonces, la exposición del mensaje se compone de tres partes que son a saber:

INTRODUCCION:

1) Su duración ocupará entre un 10 a un 15% del tiempo de la exposición
2) tratar desde el principio de meter a los oyentes al tema que vamos a tratar
3) No olvidemos que la introducción compone un puente entre el título y el cuerpo del mensaje.
esta Introducción bien puede ser una anécdota o una pregunta que vay relacionada con el tema, que ayude a nuestros oyentes a entender la esencia del mensaje y también a romper la tensión que la atención del público provoca en el exponente.

DESARROLLO:

1) Su duración ocupará entre el 70 y 80% de la exposición.
2) Seguir la estructura del bosquejo elaborado con anterioridad
3) El conjunto del bosquejo debe dar la impresión de tener un orden lógico, ademas de que debe tenerlo.
4) Intercalar en la exposición anécdotas, sucesos o curiosidades que en homilética les llamamos ventanas que en luz a la expocisión.
5) No es recomendable memorizar el bosquejo o la exposición, tampoco limitarse a leerla.

CONCLUSION:

1) Su duración ocupará entre el 10 15% del tiempo.
2) Incluirá un rápido resumen del tema.
3) Se debe procurar que sea impactante para que el llamamiento sea aceptado; pues al acudir sus oyentes al altar sin insistir en el llamamiento, ni amenazar, eso le dará la certeza que su sermon o mensaje ha sido efectivo y que usted es un siervo eficaz.

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