jueves, 10 de diciembre de 2009
LOS DISTINTIVOS DEL CREYENTE
“Seguid la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al
Señor”…Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo
Mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”
Hebreos 12:14; 13:12
Santidad es un estado exigido por Dios para los que le aman, la santidad no se mide por la largura, ni de la cara, ni de las oraciones, ni de la barba, ni de las vestiduras, santidad es la calidad de apartado que uno obtiene al aceptar a Jesús como nuestro Salvador y Señor, y que diariamente rogamos al Espíritu Santo que nos ayude a mantener
Busca en tu Biblia Juan 17:17 y escríbalo:
El propósito de Dios al establecer su reino entre los hombres es el de producir hombres y mujeres santos como individuos en sus relaciones con El y como miembros de una sociedad santa.
Para efectuar este fin, son necesarias dos cosas:
1) el establecimiento de una nueva relación entre Dios y los hombres
2) la producción de un nuevo carácter que corresponda con la nueva relación.
Santidad es: el estado de uno que es apartado para el servicio de Dios, que pertenece a Dios. También significa la transformación interior de uno que esta así apartado, la verdadera realización de un carácter santo.
El asunto de la santificación está bien claro en el antiguo Testamento cuando Dios exigía del pueblo de Israel la pureza de su comportamiento pues era su pueblo y como tal debería se ser santo (apartado).
“Sino, como aquel que os llamó es santo sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos porque yo soy santo”
1ª. Pedro 1:15, 16
El proceso de la santificación por el cual el estado interior con el exterior se expresa en varias maneras. Los cristianos deben andar en el Espíritu
Gálatas 5: 16, 25 lee estos versos
Colosenses 3:9 y Efesios 4:22-24 nos enseña que como hombre y mujeres de Dios hemos de “quitarnos” como ropa, “el viejo hombre” y “ponernos” también como ropa el “nuevo hombre”
En 1ª. Tesalonicenses 3:13; 5:23,24 el deseo de Pablo es que los Tesalonicenses y nosotros lleguemos a ser “irreprensibles en santidad”
El Espíritu Santo por medio de las cartas de Pablo nos enseña tres cosas que aparecen de continuo:
1) los creyentes son santificados en su unión con Cristo.
2) En todo periodo y en todo detalle la obra del Espíritu Santo corre paralela con la obra de Cristo en nosotros. Cristo en nosotros, y el Espíritu en nosotros, son idénticos en el resultado.
3) El resultado de “Cristo en nosotros” y del Espíritu en nosotros se ve en la transformación ética y espiritual.
En la primera carta de Juan 1:8 y 2:1 la santificación se nos enseña en fuerte contraste. En primer lugar, dice que si un hombre declara que no tiene pecado, la verdad no esta en él Y entonces declara: que si pecamos tenemos un abogado para con el Padre implicando claramente, que si cometemos pecado.
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros…Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” 1ª. Juan 1:8; 2:1
También declara que los que tienen la esperanza cristiana se purifican para ser como Cristo: puro 1ª. Juan 3:3
Analiza 1ª. Juan 3: 6,9 y escríbelo
Con esto afirma en términos enfáticos que si un hombre es nacido de Dios, la simiente de Dios permanece en él y no peca. Estos pasajes pueden reconciliarse teniendo en cuenta que a Juan le gustan los contrastes. Manifiesta verdades opuestas en formas extremadas a fin de darles énfasis. Fundamentalmente el cristiano no peca. En principio está dedicado a la justicia. Pero esto no da a entender que el principio opera de un modo ideal, de manera que ningún detalle de pecado nunca se introduce en la conducta del cristiano. Juan insiste enérgicamente en que esta llevándose a cabo un proceso de purificación en el corazón y en la vida del creyente y que por Cristo es victorioso sobre el principio de pecado.
Ahora bien de este examen de la enseñanza bíblica se ve que la santificación se relaciona vitalmente en varios puntos con el acto inicial por el cual llegamos a ser cristianos. Se relaciona con la fe porque en la santificación de continuo repetimos el primer acto de confianza. Paulatinamente llega a ser la actitud habitual y normal del alma. La fe es la condición de la santificación como lo es de la salvación en el primer acto. La santificación se relaciona con la justificación porque en su significación de apartar o dedicar a Dios corresponde al nuevo estado conferido a nosotros en el acto justificador de Dios. La santificación se relaciona con la regeneración porque es el desarrollo del nuevo germen de vida sembrado en la regeneración. Esta vitalmente relacionada con la obra del Espíritu Santo porque el proceso entero está dirigido por el Espíritu Santo que mora en el creyente, y paulatinamente perfecciona su nuevo carácter moral.
En la santificación llevamos a cabo lo que Dios ha obrado en nosotros. Respondemos a lo que nos es contado y reaccionamos a lo que nos es impartido por actos repetidos de nuestra propia voluntad
No tenemos nuestra lucha contra carne y sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los gobernantes del mundo de este reino de tinieblas, contra las huestes espirituales de iniquidad que existen en las regiones celestiales. En la santificación nos es propuesta la tarea suprema de adquirir una santificación divina. Pero en ella también es prometido el don de la fuerza divina para desempeñarla.
La lucha que es necesaria para el cristiano resulta de la oposición que consta de tres partes:
1) las influencias espirituales y malas a que se hace referencia en Efesios 6:10
2) el “mundo” visto como la esfera en que operan las fuerzas malas. Los cristianos son mandados a no amar al mundo, ni las cosas que están en el mundo, porque el mundo esta opuesto a la vida divina. Esto no nos enseña el ascetismo, ni la vida monástica de retiro dejando las ocupaciones diarias de la vida, es, antes bien, el mandato de vencer las malas influencias del mundo y de subyugar falsos ideales y las leyes y costumbres erróneas 1ª. Juan 2:15-17
3) “La carne” aquí no hemos de entender el cuerpo material como tal. En ninguna parte considera la Biblia a la materia a la materia como cosa mala. Diciendo la carne el Nuevo Testamento significa la naturaleza o la disposición pecaminosa que halla en la carne la ocasión y esfera de acción. Las frases, “la mente carnal” y la “mente de la carne”, muestran que no se refiere al cuerpo material. Romanos 7:8
¿Cómo anda tu santidad?
Diariamente estamos luchando por mantenernos en Cristo, porque nuestra vida siga siendo santa hasta la venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, es una lucha sorda y que a veces parece que vamos a sucumbir a los ataques del diablo sobre nuestras vidas; pero como hemos visto el Espíritu Santo es nuestro ayudador para continuar en nuestro diario caminar. El puede hacer de nosotros verdaderamente más que vencedores si nos disponemos a dejarlo trabajar y aliarnos con El en nuestra lucha diaria.
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