cada que pienso en el fanatismo religioso, la piel se me eriza al recordar todas las atrocidades que el hombre ha cometido contra sus semejantes todo, o casi todo, en nombre de Dios; de sus puntos de vista religiosos, de sus concepciones de Dios. Como si Dios necesitara del factor humano para ser defendido de los demás hombres, siendo que El fue quien creo todas las cosas; pero el fanatismo religioso ha llevado a las mas tremendas masacres, aunque ahora se trata de maquillar esa terrible confrontación de religiones con un amor tan mas fingido que nada, solo basta que volteemos los ojos a Chiapas México, a India y a otros muchos países donde la religión predominante persigue a los que no profesan sus mismas creencias dándoles muerte como si con esa sangre lavaran sus culpas. El hombre ha creado su propia cosmovisión de Dios y en esa cosmovisión camina como las mulas que les ponen cierto artefacto para que no mire a los lados y que siga solo el camino que su amo le indica. Ese fanatismo religioso sigue pegado a la esfera del gobierno, donde los gobernantes buscan la guía del chaman del pueblo sea el líder religioso o el brujo, que al final de cuentas viene a jugar la misma función; pues según sus artimañas, son ellos solamente los que tienen contacto con los dioses, y solo por ellos habla dios, es por eso que los gobernantes cierran los ojos ante tanta atrocidad, como lo que sucedió en san Miguel Canoa en 1969 cuando el pueblo despues de haber sido arengados por el líder religiosos y de una tremenda borrachera masacraron a unos honestos trabajadores de la universidad de Puebla, siendo acusados de comunistas, el comunismo para este líder era sinonimo de peligro, ser universitarios era sinónimo de rompimiento de la ignorancia de, ese, su pueblo de quien sacaba jugozas ganancias, esos líderes ahora se atreven a hablar del amor de Dios.
Todo aquel que ha conocido verdaderamente a Jesús, debe hacer a un lado la religiosidad y experimentar verdaderamente el amor de Dios proyectado al projimo, cuando esto suceda, no necesitaremos de tanta mercadotecnia del amor, simplemente amaremos con el corazón de Dios a todo el que este cerca y lejos de nosotros, coincida o no con nuestros conceptos y costumbre. Recuerden algo: el fanatismo no nace del corazón de Dios, nace del rencoroso corazón del hombre, siendo así que se provocan las persecusiones en contra de nuestros propios hermanos de raza y pueblo.